Mi biografía de radialista incluye el nombre de Fabito entre los más temidos del medio. Ni siquiera el diminutivo; que lo diferencia de su fallecido padre, Fabio Bosch, un locutor muy importante en la historia de la radio en el centro de Cuba, atenuó el respeto con que se le mencionó la primera vez que supe de una evaluación artística en Radio Sagua. Yo, por suerte, aún no estaba entre los evaluados.
Hubo una segunda vez..Entonces la comisión evaluadora que él preside, valoró el trabajo de los realizadores de sonido. Uno de ello estaba bajo mi mando. Si yo le daba una orden equivocada, ponía en riesgo su trabajo....El muchacho obtuvo el primer nivel y yo también me sentí triunfador. No llegué a conversar por Fabio, pero me contaron que le había agradado mi trabajo. En cambio, pienso que el día me tocó evaluarme a mí fui mucho menos sagaz como director.
Hoy le temo más a lo miles a de oídos anónimos que me escuchan que a Fabito, un hombre al que el amor por radio le corre por las venas y que como Luis Agesta Hernández, Rogelio Castillo Moreno (por cierto de mi pueblo), Jorge Gómez Gutiérrez y otros "Rostros que se escuchan" (aunque no figuren en los libros de Josefa Bracero), ni siquiera el prestigio y la autoridad bien ganados, los salva de los tormentos que abrazar la profesión de radialista provoca....
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