domingo, 2 de noviembre de 2008

Radialistas cubanos opinan sobre el trabajo de los asesores y los programas de debate

El talentoso realizador Roberto Reyes Estenza, actualmente vinculado a la emisora Estereocentro, de Santa Clara, escribió el siguiente comentario acerca de la labor de los asesores:

Amigo Adrián:

Coincido con tus ideas en torno al trabajo del asesor, y me parecía estar escuchando mi voz cuando leía los comentarios de mi amigo Fabio, quien confesó que hace años rechazó a los asesores y hoy se le hacen imprescindibles. Sin embargo, me gustaría agregar un elemento que no sé si ya alguno de los colegas que te han escrito lo ha mencionado.

Se trata de que, desafortunadamente, las estructuras que existen en estos momentos en nuestras emisoras de radio favorecen la existencia del asesor mediocre, y hasta propician su desarrollo. Es doloroso reconocerlo, pero así es. Desde hace algunos años me doy cuenta de que
algunas estructuras de dirección de nuestras emisoras desean crear un asesor que sea celoso e implacable guardián de la radio anquilosada y conservadora.

No se dice a los cuatro vientos, pero la búsqueda del rigor artístico, el uso de códigos poco empleados, la propuesta de temas polémicos, y otros caminos tan consustanciales al arte auténtico son considerados peligrosos. Ante semejante estado de cosas, muchos directores de espacios se dejan llevar por la marea y hacen programas convencionales, digamos que complacientes, ligeritos, adormecedores de neuronas. De este modo ni el asesor, ni quienes dirigen la planta se sienten preocupados. Todo está en orden y en calma; la evolución del
pensamiento se pospone. Pero cuando aparece un creador que desea moverse por otros cauces y mirar su entorno, hacerle preguntas al oyente, sugerirle que escuche con atención una pieza musical,... inmediatamente el asesor llega para ponerlo todo en su lugar.

Algunos son sinceros y te dicen bajito: ''por favor, deja ese tema para otro día,... habla de la honestidad o cualquier otro valor humano y no me metas en problemas''. Otros simplemente te ponen calificativos de ''problemático y conflictivo'' y cuando te das cuenta estás citado para una reunión ''con todos los factores''.

También están, por suerte, los asesores que se lanzan al fuego contigo, que defienden tu propuesta, que respiran arte por todos los poros de su cuerpo,... pero son una especie en extinción. Recuerdo que hace unos tres años un talentoso joven comenzó a trabajar como asesor en una emisora, después de haber realizado otras labores también como creador. Me comentó que si le daban cierto programa iba ahacer todo lo posible por transformarlo, porque le faltaba solidez, era incoherente y el riesgo artístico no se veía por ningún lado. Como sabía que era capaz de hacerlo, le previne que no le iba a ser fácil y que, en el mejor de los casos, encontraría una gran resistencia, si acaso no era sacado del colectivo del espacio. Tal como sospechaba, mi amigo fue ''invitado'' a abandonar la asesoría del programa y todo sigue igual, o mejor dicho, peor.

Con estos comentarios tan solo quiero decirte que deben cambiar también otras mentalidades, para que los asesores que realmente quieren realizar su labor con decoro puedan hacerla. Es otro ángulo del problema, que he intentado mostrar apremiado por el tiempo.

Saludos, Roberto

Y desde la provincia de Cienfuegos, el maestro Fabio Bosch me envió consideraciones sobre los programas de debate en la radio. Él constituye una autoridad en el tema, pues realizada uno de los programas de ese género de más larga vida en Cuba. "El trángulo de la confianza", en la emisora Radio Ciudad del Mar.

Un día invité a mi Triángulo de la Confianza (el original, el verdadero nacido hace más de 15 años, no el del Canal Habana) a Vicente González Castro y tras dialogar realmente en vivo, como se hace en mi espacio a diferencia de otros, él dijo: "lo que más me ha gustado de este programa es que no pone musiquita".

Creo que es hora, y este comento de Adrián lo logra, que comencemos a hablar y a debatir sobre los programas de "habla" y "debate". Nos hacen falta, aunque no por ello dejemos de pasar música en nuestra radio. Todo es posible. No podemos hacer 24 horas de talk-radio, pero tampoco debemos hacer de nuestras emisoras Vitrolas Municipales o Provinciales. En cuanto a los colegas que acometen o piensan hacerlo estos tipos de espacio de razonamiento, diálogo y reflexión con "el hombre que nos falta" como dice Carlo Figueroa en La Guayabera, no teman a hacerlo semanal o diario.

Entre los acápites por el que me nombraron loco en 1993 para sacar al aire en medio de alumbrones (no apagones) mi programa de micrófono abierto, estaba el de que fuera diario. Y fue... y ahí está. Temas siempre hay, porque los problemas cotidianos son eso, tema de todos los días.

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